Unos cubículos
y un escritorio,
prisión de la creatividad.
Produciendo pensamientos nulos,
en un mundo giratorio,
condenado a la fatalidad.
Con una cámara vigilante;
cerciorando que cada esclavo
este atado a su cadena penetrante.
El tiempo aletargado,
mientras se llevan las tareas a cabo.
Deja a mi espíritu intrigado...
Y observa a mi mente atrofiada:
-Ya no produce ni recibe nada.
Reinos hundidos
entre sueños y deseos perdidos-.